sábado, septiembre 24, 2005

Jaime Leonardo Rodríguez


Dificilmente hubieramos podido conseguir una foto suya en la que su cabaña no estuviera siendo vulnerada. No deja de producir una extraña mezcla de escalofrío, pesar y un poco de vergüenza ajena la trayectoria de este arquero bogotano: en los dos últimos partidos que disputó como profesional tuvo que sacar el balón ocho veces de la red.
Debutó con el Tolima en 1993 aportando su granito de arena en el descenso del vinotinto y oro. En el primer semestre de 1994 recaló en el Santa Fe y le llegó la oportunidad en un partido contra el Medellín. Ahí fueron los primeros cinco. 72 horas después, en el mismo escenario, Millonarios le encajó otros tres obligando a Jaime Leonardo a buscar nuevas perspectivas para su vida. En efecto, el hijo del "Flaco" Rodríguez poco tiempo después de esta atribulada semana decidió colgar los guayos. En declaraciones a la revista Deporte Gráfico aseguró que el motivo de su prematuro retiro fue el constante retraso en los pagos por parte del Independiente Santa Fe; nosotros creemos que la vergüenza se le agotó en esos dos partidos.
En cualquier caso, lo que Jaime Leonardo no consiguió bajo los tres palos, lo consiguió años más tarde detrás de la barra. Hoy en día es el próspero propietario del popular establecimiento "Pachanga y Pochola", epicentro por excelencia de la pernicia de los jugadores de los equipos capitalinos. Fuentes que se negaron a revelar su nombre aseguran que la insoportable seguidilla de tediosos empates 1-1 en los clásicos capitalinos que han venido padeciendo ambas hinchadas tuvo su origen en las animadas veladas que integrantes de ambos planteles solían (¿suelen?) protagonizar en P&P. Este lugar inspiró también la conocida expresión que se suele escuchar en las gradas del Campín "está en Pachanga y Pochola" que se utiliza cuando la hinchada encolerizada se pregunta por la ausencia del delantero de turno para terminar una jugada que tenía serios visos de gol. Muchos aseguran también que esta fue la venganza, sútil y dolorosa por cierto, que Jaime Leonardo escogió para con el deporte que tan mal lo trató. Se le ha visto tapando en un par de hexagonales del Olaya, obviamente, bajo otra identidad.