jueves, septiembre 15, 2005

Jeffrey Díaz

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Este guajiro es uno de los más infames troncos contemporáneos de los que se tenga noticia en el FPC. Atormentó al Independiente Santa fe por cuatro años, desde 1998 –cuando el Diario Deportivo le auguraba una exitosa carrera, signo inequívoco de su “tronqueidad”- hasta el 2002 cuando sus hinchas pudieron respirar aliviados ya que el club finalmente se deshizo de él, enviándoselo al Once Caldas. La peculiaridad más notable de Jeffrey es que, a diferencia de la mayoría de troncos, de vez en cuando se "descachaba" y convertía goles, lo cual hacía que su agónica presencia en el equipo quedara “justificada” para los directivos, muy a pesar de los sufridos espectadores. Estos no entendían porque uno que otro gol de vez en cuando compasaban los cientos de goles “hechos” que Jefrey tenía a bien enviar lo más lejos posible del arco contrario en cada partido (incluso, a veces, llegaba a asegurar que goles que ya se dirigían inexorablemente a la red contraria fueran anulados, como cuando terminó de meter un balón con destino seguro a la red con la mano, en un partido contra el Once Caldas). A todo esto habría que sumarle el hecho de que Jeffrey era figura de la selección Colombia que participaba en un torneito de medio pelo que organizaban en Toulon Francia, en el cual ganábamos usualmente jugando contra las mediocres selecciones juveniles europeas y una que otra nor-africana.

Pero esa suerte inaudita que Jeffrey poseía (parece que ya se le acabó) se hizo más grande en el Once Caldas, con el que no solo salió campeón nacional, sino que además ganó la Copa Libertadores de América contra nada menos que el Boca de Bianchi. Atención hinchas Xeneizes que leen está página, a uds les ganó la copa un equipo cuya delantera estaba conformada por Jeffrey Díaz y Erly Alcázar (quién tendrá su post respectivo más adelante). ¡Vergüenza debería darles…¡ Jeffrey en Tokio! Fue tras este histórico triunfo (histórico, como los campos de concentración o la bomba en Hiroshima) que vino la prueba última de que Jeffrey es “wooden maiden”: en sus manos la copa, que había soportado los embates durante casi cincuenta años de los mejores jugadores del continente, no aguantó verse agitada por semejante paquete y se rompió. Finalmente a este “campeón” no se lo mamaron más en el Caldas, y terminó en el Unión Magdalena donde se encuentra actualmente, y que bajo su batuta se encuentra al borde del descenso. Ojalá sea este el fin de la carrera de este troncazo de antología, tan propio de nuestro fútbol…